Primera visita de los niños al dentista

 

Probablemente te has preguntado muchas veces cuándo deberías empezar a llevar a tu hijo al dentista. Nosotros te recomendamos que lo hagas desde que le salgan los primeros dientes: sí, los de leche.

El motivo es que seguramente no le pasa nada y tiene los dientes sanos, de manera que le parecerá una visita muy agradable y tendrá menos posibilidades de tener miedo en las sucesivas visitas y según vaya creciendo. Y en caso de que tenga algún problema… mejor detectarlo pronto, ya que el tratamiento siempre es más sencillo ahora que cuando los problemas se agravan.

Clínica dental Boca&Boca Málaga Primera visita de los niños al dentistaConsejos para evitar el miedo al dentista.
Los niños no tienen miedo al dentista, salvo que lo hayan adquirido de su entorno (miedo de los padres, de los hermanos, de los amigos en el colegio) o si en alguna ocasión anterior les hicieron daño.

Sigue los siguientes consejos:
1. No insitas en que no se asuste y en que tiene que estar tranquilo; percibirá que pueden ocurrir en la consulta cosas que asusten o que le pongan nervioso, ya que de lo contrario no le dirías nada.
2. La primera vez puedes decirle que vais al médico de los

dientes para aseguraros de que están ahí todos, nada más. Tiene que pensar que es algo normal, ya que el pediatra a veces simplemente le pesa y le mide, y ya está.
3. Evita que escuche historias desagradables sobre el dentista en la familia o en el colegio (si no avisas a tu hijo con antelación de que vais al dentista, tampoco avises al resto del entorno que pueda contarle cosas).
4. Procura no utilizar palabras como anestesia, aguja o pinchazo.

¿Entramos con ellos a la consulta?
La primera vez y en las revisiones anuales es muy adecuado que los padres entren al gabinete con los niños, para hablar con el doctor, aclarar dudas y enterarse del plan de tratamiento.

Sin embargo, cuando ya se inicie el tratamiento, lo conveniente es que los padres estén en la sala de espera, ya que cuando están dentro, transmiten su ansiedad a los hijos, que suelen estar muy relajados y portarse mejor cuando sus padres no están delante.

El recibimiento después de la consulta.
Cuando salga de la consulta, no le trates como si fuera un héroe de guerra vuelto del combate (lo sabemos, apetece mucho, pero es mejor no hacerlo): empezará a pensar que lo que hacemos dentro del gabinete debe ser algo realmente peligroso si papá y mamá se alegran tanto de verle, a pesar de que a él le ha parecido algo muy normal y sin demasiada importancia.

Fuente: Terra

 

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