Clínica dental Boca&Boca Málaga Costa del Sol Muelas del juicio

 

Las muelas del juicio son el tercer molar, también llamado cordal, que suele aparecer a las edades entre 16 y 25 años,1 pudiendo incluso no hacerlo nunca, aunque pueden aparecer a edades más tempranas o mucho más adelante.

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Se llaman muelas del juicio pues a la edad en que aparecen se supone que la persona tiene un juicio más desarrollado y completo que cuando aparece el resto de la dentición definitiva.

Existen cuatro muelas cordales, una por cada cuadrante bucal, y se sitúan en la última posición de la línea de la dentadura, al fondo de la boca. Las muelas del juicio suelen afectar a otros dientes al desarrollarse, empujándolos o saliendo «torcidas».3 Cuando esto ocurre se suelen extraer.

Etimología

Las muelas del juicio tomaron su nombre de la idea de que, dado que aparecen tan tardíamente, a esa edad las personas tienen más juicio que cuando son niños, edad en que aparece el resto de la dentición. Muchas otras lenguas llaman a esta muela de manera parecida a como se conoce en español. En italiano se la llama dente del giudizio, en catalán queixal de l’enteniment o del seny, en portugués dente do siso, en griego φρονιμίτης (fronimitis) o en francés dent de sagesse (diente de sabiduría), todas significando literamente «muela del juicio o del entendimiento». En árabe se dice ders-al-a’qel (ضرس العقل), que significa literalmente «muela de la mente».

En latín se las conocía como dens sapientiae (diente de la sabiduría), con un origen muy parecido a la frase en español. Este mismo matiz de sabiduría le dan otros idiomas como el inglés, en que se dice wisdom tooth y el neerlandés, en que se dice verstandskies. En chino se conocen como Zhi Ya (智牙) de Zhi (sabiduría) y Ya (diente). En persa se llama dandan-e aghl (دندان عقل) y en hebreo shen bina (שן בינה), ambas «diente de la sabiduría». En maltés toma el nombre de darsa ta’ l-għaqal, que significa «diente de la sabiduría», aunque también puede tomar el nombre de darsa ta’ l-għaqad con el sentido de «diente que complementa». En alemán también se sigue ésta línea nombrándolas Weisheitszähne, dientes de la sabiduría.

Otros idiomas hacen referencia a otros aspectos. En turco se llama 20 yaş dişi (diente de los 20 años), en referencia directa a la edad en que aparece. En coreano es sa-rang-nee (사랑니) que significa literalmente «diente del amor», en referencia a la juventud y el dolor del primer amor. En gallego se llama moa cabeira, que quiere decir «la muela del extremo». En japonés se llama oyashirazu (親知らず), literalmente «desconocido para los padres», dado que a la edad en que aparece se supone que el hijo ya se ha independizado. En indonesio el término gigi bungsu, derivado de bungsu (hijo más joven) viene del hecho de que, al aparecer tan tarde, estos dientes son «más jóvenes» que el resto. En tailandés se llama fan-jut (ฟันคุด), literalmente «diente apretujado», en referencia a la falta de espacio.

Exodoncia

Las muelas izquierda superior (derecha en la imagen) y derecha superior (izquierda en la imagen) están desviadas distoangularmente. La izquierda inferior está desviada horizontalmente, mientras que la derecha inferior lo está verticalmente (inapreciable en la ortopantomografía).

Su exodoncia se realiza en los casos en los que dan sintomatología (dolor grave o agudo, infecciones de repetición, caries en los segundos molares por mala higiene, etc.) o se encuentra algún signo radiológico patológico (algún quiste o erosión de raíces de otras piezas). Otra indicación habitual es en el caso de realización de tratamientos ortodónticos, con el fin de prevenir la recidiva (si bien es una indicación muy discutible). Algunos autores propugnan la exodoncia de los cordales asintomáticos con fines preventivos.

El profesional mejor calificado para valorar la necesidad de la exodoncia y realizarla es el cirujano oral y maxilofacial.

Vestigio y variación

Las muelas del juicio son terceros molares vestigiales que los homínidos usaban para ayudarse a masticar el tejido vegetal. La postulación general es que las calaveras de los primeros homínidos tenían mandíbulas más largas con más espacio para las muelas del juicio, que ayudarían a masticar el follaje compensando la incapacidad de digerir eficientemente la celulosa de que se compone la pared celular de las plantas, pero no poseían más dientes, ya que todos los primates tienen 32. Según fue cambiando la dieta humana, se desarrollaron mandíbulas más cortas, aunque siguen apareciendo terceros molares, o «muelas del juicio».

Otros hallazgos sugieren que cierta dieta cultural es un factor mayor que la genética en el desarrollo del tamaño de las mandíbulas (y, consecuentemente, del espacio disponible para las muelas del juicio).

Diferentes poblaciones humanas difieren mucho en el porcentaje de población que desarrolla muelas del juicio. La agénesis de las muelas del juicio va de un 0,2% entre los habitantes de Tasmania hasta casi 100% entre los indígenas mexicanos.6 La diferencia está relacionada con el gen PAX9, y quizás con otros genes.

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